Lo que soy y lo que significa
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Cuando digo que soy española nadie me responde “pues no se te nota nada” o cuando digo que soy mujer nadie apostilla “no seas tan dura contigo misma” o “pues yo te veo fenomenal”.
Cuando digo que soy gorda, o que tengo casi 40 la gente siente que, en lugar de estarme describiendo, me estoy insultando.
Es normal. En esta sociedad nuestra, una mujer mayor de 30 no interesa para nada. Lo sexy es tener 18 y aparentar 14 para que los hombres adultos estén legalmente cubiertos.
Es normal. En esta sociedad nuestra, “gorda” es el insulto definitivo. La forma de hacer daño a una mujer. Se llama gorda a una chica que usa una talla 36 y eso le afecta. Porque ser gorda es lo peor que una mujer puede ser. Siendo gorda no se puede ser sexy. Que es lo importante si eres mujer. A las gordas que les ponen a los tíos hay que llamarlas “curvy” o alguna mierda así. Para que ellos no se sientan tan mal con su propia disonancia entre lo que les han dicho que debería gustarles y lo que les gusta en realidad.
A las que no somos curvy y somos gordas a secas nos ha pasado toda la vida que algunos hombres nos deseen muchísimo pero lo escondan avergonzados. Eso duele más. Gustarle a un tío a pesar de lo que eres. No por lo que eres. Tus amigas te explicaban el secreto “pero es que tú nosecuantos”. A mi me llegaron a decir que esqueyo era muy simpática. Bien. Noticias frescas. Soy gorda. No soy simpática. Soy cariñosa con la gente a la que quiero, cuido a la gente a la que quiero, me preocupo por la gente en general pero no soy simpática.
Una vez, no hace mucho, mi padre me dijo “creo que entiendo eso que tú dices de ser gorda en lugar de estarlo, quiere decir que te aceptas”. No. Tampoco es eso. Yo siempre he sido gorda. Y no siempre he aceptado eso. Me costó aceptar que mi gordura es una característica mía como otra cualquiera. Que la palabra que describe en español mi cuerpo es esa. Hay gente que está gorda y tampoco acepta que lo está.
La cuestión aquí es que todos los cuerpos tienen su propia complexión. Hay gente alta y baja y hay gente gorda y flaca.
La estatura en los adultos es complicada de modificar (pongo complicada para que no me den los cuñaos de la vida doscientas maneras peregrinas). Pero la complexión puede modificarse algunas veces. Es decir: una mujer gorda, digamos yo, podría decidir matarse de hambre y dedicar todo su tiempo libre a hacer ejercicio físico para disimular esa complexión, para que a simple vista apenas se notase que es una mujer gorda. Conozco a muchas que hacen esto.
Y hay personas flacas que, yo qué sé, dejan de fumar y engordan. Siguen siendo de complexión delgada pero están gordas.
Esa y no otra es la diferencia entre ser o estar delgada.
Luego resulta que yo soy una mujer gorda que hizo su primera dieta a los 14 años. Que aun recuerda aquel verano horrible en que uno de cada dos jueves cenaba bacalao al horno con cebolla y un vaso de leche y sistemáticamente uno de cada dos jueves se despertaba de hambre física a las 4 de la mañana y no conseguía volver a dormir.
Soy una mujer gorda que se despierta de hambre, de frío y de calor. Literalmente. Si la temperatura en la habitación en la que duermo sube de 27 grados me despierto y ya no soy capaz de volver a dormir (hasta ese umbral duermo mal, doy vueltas, me levanto sudando etc, a partir de ese umbral simplemente no duermo). Con el frío tengo menos claro el umbral, porque afortunadamente me ha pasado muy pocas veces pero también me ocurre.
Soy una mujer gorda que aquel verano de los jueves alternos sin dormir adelgazó 7 kg en 3 meses (4 el primero, 2 el segundo 1 el tercero) y lo volvió a engordar todo en cuanto dejó de pasar hambre física.
Soy una mujer gorda que decidió que para gustarle a un chico muy guapo era fundamental adelgazar. Así que torturé mi cuerpo para engañar a mi naturaleza. Medio funcionó. Solo que no era feliz. Era un puto hamster en una rueda. Aun recuerdo a mi endocrina explicándome que no conoce a nadie que no haya hecho según qué burradas sin acelerar ciertas enfermedades (problemas con la tiroides o con el azucar, sobre todo)
Soy una mujer gorda que ayudó a su cuerpo a enfermar a base de hacer locuras para adelgazar y locuras de la desesperación de la vida de mierda de las locuras que había que hacer para adelgazar. De lo frustrante de la vida luchando contra lo que eres.
Soy una mujer gorda que un día se miró al espejo y se dijo “a tí qué cojones te hace feliz”. Y decidió actuar en consecuencia.
Soy una mujer gorda que se niega a hacer dieta por razones estéticas. Porque un día me paré a pensar y me di cuenta de que como por hambre, por placer o por ansiedad. Y que no creo que sea bueno dejar de comer por hambre y no quiero dejar de comer por placer. Es tener que luchar contra mi hambre y mi placer lo que me genera ansiedad. Lo que me frustra.
Y es sorprendente, pero desde que estoy sana y he decidido comer por hambre y por placer siempre que pueda y dejar de comer por anisedad siempre que pueda, he dejado de engordar y adelgazar como un yoyó. He dejado de perder mi tiempo en mierdas y he podido dedicar ese tiempo que usaba en contar calorías y despertarme de hambre a nutrirme en todos los sentidos de la palabra. Y soy igual de gorda, siempre lo seré independientemente de las oscilaciones de mi peso, estoy mucho más sana mucho más tranquila y soy mucho más feliz.
Cuando digo que soy gorda y me pongo vestidos inadecuados solo estoy describiendo el mundo en que vivo. Pero la gente reacciona de formas diversas. Casi todas raras si lo pensamos, pero todas totalmente comprensibles por cualquiera. Están los que me explican que no estoy gorda. Ya. Bueno. Supongamos que eso fuese cierto (que ya os digo yo y la tabla del IMC que determina oficialmente la gordura en los humanos que no lo es) da igual que no esté gorda circunstancialmente. Lo soy. Y no sé por qué negar mi naturaleza es bueno.
Están los que me dicen que no sea tan dura conmigo misma. Bueno. Es que no estoy siendo dura conmigo misma. Estoy siendo consciente. Y eso me parece bueno también.
Están los que intentan encontrar otra debilidad, otra forma de dañar a una mujer a la que ya no puedes llamar gorda como insulto definitivo porque se lo está llamando ella de antemano. (el vestido es horrible, no es que estés gorda es que tus tetas están mal, o tus brazos, o tu cuello o tus muslos o tu culo y ya podías haber elegido algo más favorecedor). Bueno. Soy gorda y no me ajusto en absoluto a ningún canon de belleza que tú manejes. Mi cuerpo no encaja ahí. En nada. No estoy dispuesta a sufrir para disimular lo poco que me ajusto al canon actual. Te voy a explicar por qué con una bella anécdota. Siempre me gustaron mis cejas anchas y negras. Me parecía que hacían más expresivos mis ojos, que me hacían más guapa para mi gusto. Así que tardé mucho en depilármelas y cuando empecé a hacerlo me quitaba solo los pelos “sobrantes” pero no modificaba ni su forma ni su grosor. Muchas personas me dijeron entre 1995 y hace como 5 o 7 años que mis cejas estaban mal y eran feas y que me quedarían mejor más finas.
Como no estaba de acuerdo con aquello y lo tenía muy claro, no hice ni caso. Igual ayudada por una abuela que no tenía cejas y se las pintaba horriblemente mal con un lápiz marrón rojizo y eso le daba una expresión inquietante, para mi gusto infantil, a su cara.
Resulta que hoy, en julio de 2019 mis cejas son DEMASIADO FINAS y DEMASIADO CLARAS y debería pintarme por fuera pelos falsos para engrosarlas, y pasarme un gel y nosecuantas cosas más para oscurecerlas. Sigo sin estar de acuerdo y las voy a dejar como siempre. O sea, como son.
Cada vez que alguien me dice que no encajo en el canon pienso en mis cejas, en cómo los estándares de lo bello van cambiando. Y en que precisamente el sentido de esto es tenerme (tenernos a todas) entretenida, consumiendo cosas que ni quiero ni necesito, anestesiada e infeliz. Y me paro a pensar qué es lo que realmente quiero en la vida. Y me parece que tengo demasiadas cosas pendientes como para implantarme silicona en las tetas para que no parezca que tengo 40 años e hice mi primera dieta cuando las tetas todavía no me habían dejado de crecer del todo.
Total. Que soy gorda. Soy española. Soy mujer. Soy alta. Soy poco simpática y soy un montón de cosas más. Y lo que significa lo que soy es diferente para cada persona con la que me cruzo en la vida. Pero la única con la que voy a tener que vivir siempre es conmigo. Así que me váis a perdonar si doy prioridad a lo que significa lo que soy para mi. Y decido dedicar tiempo a cambiar lo que soy solo cuando lo que soy me parece a mi un problema para mi felicidad o mi bienestar. Mi cuerpo, hoy por hoy, está sano y es fuerte. Y me gustaría que siguiese así mucho tiempo. Les parezca eso más o menos sexy o más o menos adecuado a señores que no conozco de nada y a los que mi felicidad les da exactamente lo mismo todo el tiempo.