Terrible la cultura de la cancelación
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Terrible la cultura de la cancelación que ha conseguido que un pobre violador entre en el Hall of Fame del basket a título póstumo.
Terrible la cultura de la cancelación que hace que llevemos cinco días de minutos de silencio y sentidos homenajes a un violador de menores que maltrató a todas sus parejas.
Terrible la cultura de la cancelación que hace que quienes nos quejamos de la validación de la violencia contra las mujeres mediante la “humanización” a los personajes de turno tengamos que aguantar violencia verbal a ver si nos callamos la puta boca. Que somos muy pesadas.
Que ha dicho un gañán citando a Nietzsche que no somos aptas para vivir en sociedad si nos importan más las víctimas que sus verdugos.
Pues mira, si vivir en sociedad es asentir con la cabeza a todas esas mierdas y sonreír mientras te destrozan, bendita falta de aptitud. Que nos dure toda la vida.
Esta semana he bloqueado y silenciado como palabra a gente que no seguía en twitter porque no quiero encontrarme ni su sola mención en mis redes sobre ese tipo de individuos despreciables. Me da igual el motivo de la mención y todas las maravillas que me pierda. Saber que defienden la violencia contra las mujeres de esa forma tan agresiva me hace detestarlos, hace que no pueda soportar su existencia. Que no quiera soportarla. Ojos que no ven. Bastante tengo con la violencia y la basura que no puedo evitar en mi día a día como para aguantar la que puedo eliminar dándole a un botón.
Y como dice Harmange, los únicos hombres que quiero en mi vida y en mis redes son los que entienden cosas básicas como que las mujeres somos seres humanos. Ya sabéis, esa idea radical. Mujer, así te vas a quedar con dos hombres. Pues mira. Dos. Pero dignos.
Estoy hasta el coño de tener que empatizar con un niñato que se ha hecho daño en un tobillo y ahora pisa el campo de fúmbol con miedo, pobrecillo, mientras escucho cómo se considera un exceso pedirles a quienes tienen voz pública que tengan en cuenta que igual las niñas a las que Maradona violaba están viendo la tele, leyendo la prensa, oyendo la radio. Viendo la glorificación de un ser monstruoso que les jodió la vida pero... jugaba muy bien con una pelotita cuando le daba la gana.
Leer el IG de la hija de Maradona es muy indicativo. Con su padre enfermo, con su padre recién muerto, explica muy bien cómo se mezcla el amor (hablemos de qué es el amor otro día) y el aprendizaje de “lo que sí y lo que no”. Si su hija es capaz de querer a su padre sin validar por eso todos sus comportamientos, igual todos esos listos de los cojones, cobardes, cabrones, deberían citar menos a filósofos a los que no leen desde el COU y pararse a pensar un poco en los mensajes de mierda que envían al mundo desde sus pretendidos púlpitos hechos de ego y complejos mal gestionados.
LLevamos 5 días explicando de todas las formas posibles algo obvio, ya pasamos 3 días explicándolo cuando Connery, y pasamos también una semana explicándolo cuando Bryant.
Quién sabe cuál será el próximo. Cuántas veces más van a tener que defraudarnos y dañarnos los muchachos, cuántos gañanes más tendremos que sacar de nuestra vida para siempre, protegidos por todos esos cobardes tibios que sonríen y asienten y callan y esperan dos líneas por detrás del ejército machuno sonriendo complacientes pensando lo majos que son ellos que casi casi casi no se ponen violentos con casi casi casi ninguna tía.
Ah. Los buenos chicos. Y sus sentidos minutos de silencio mientras las víctimas gritan desgarradas faltándole al respeto a la estrella de turno.