Cajón Desastre

Porque hay cosas que siguen sin caberme en un hilo de tuister

Tags: #Arte

Avelina Lésper, cree, como yo, que el arte no es posible sin trabajo. Cree, como yo, que muchas veces el emperador está desnudo y que hay que decir a gritos que está desnudo porque es justo apreciar los vestidos que existen de verdad. Avelina Lésper piensa tan rápido que da vértigo y tiene un dominio de su español mexicano delicioso. Da gusto escucharla pensar. Su rapidez expresándose viene también de haber pensado mucho antes. Hoy ha presentado una expo fantástica en el Museo de América de Madrid. Se basa en improvisaciones sobre la portada de ejemplares del periódico Milenio. Lésper les comisiona una obra a los artistas, los entrevista y luego les pide esta improvisación y les graba mientras la ejecutan. Lésper está obsesionada, como yo, con cómo la creación artística tiene todo que ver con un bagaje, con una intención, con un músculo, pero sobre todo con una necesidad de expresar cosas. El talento es trabajo. Fin de la conversación. A veces trabajo personal que nunca ve la luz. Pero trabajo al fin y al cabo. Investigación con las técnicas, con los materiales. Con lo que sea. Trabajo que termina fructificando como si fuese magia. Lésper ha hecho una cosa preciosa convirtiendo periódicos inútiles en arte necesario. El papel de periódico, decía hoy en el atrio del museo de américa, “es el papel más frágil que existe y queremos invitar a los jóvenes artistas con esto a crear a pesar de todo”. A trabajar con su talento. A tratar de comunicar cosas. Decía también que el arte es presente. Siempre es presente. Presente cuando se crea y presente cuando se consume. Presente absoluto que lo ocupa todo. Y terminaba su intervención hablando del gesto de “tirar arte”. Hay algo imprescindible de generosidad y apertura en el arte igual que hay algo imprescindible de introspección y trabajo personal. Es esa tensión entre las dos cosas. Es esa tensión.

He llegado tarde al museo y me he perdido una rueda de prensa que no aportaba nada, pero he llegado a tiempo a ese paseo delicioso en el que Lesper nos ha explicado por qué ha elegido y ordenado cada pieza. Las ha agrupado con su criterio de diseccionar con bisturí pero sobre todo con su sensibilidad de amante del arte. Del arte que te apela. Que te coge por las solapas y te dice algo. Del arte que te estremece. Había muchas obras así sobre periódicos viejos llenos de mentiras. Había muchas obras estremecedoras y se me ha puesto la piel de gallina, se me han aguado los ojos muchas veces en el paseo por el atrio siguiendo a Avelina que buscaba la mirada de los pocos que estábamos allí por amor al arte y no por las fotos, la nota de prensa, lo vacío de no saber siquiera quién era ella. Me avergüenza que la profesión que amo la estén desempeñando trepas, pelotas, vagos ramplones. Señores que ni se han molestado en mirar la wikipedia, goolgear un nombre para comprender la inmensidad de lo que Avelina Lésper y su trabajo pueden aportar al alma de la gente. Hoy he salido más rica, más llena, mejor de lo que entré al museo, y con unos cuantos nombres de artistas con historia anotados en mi libreta virtual que era, como no, un teléfono móvil. Hoy he tenido ganas de abrazar a Avelina Lésper como doscientas veces pero me las he aguantado todas porque no quería parecer una loca. También he tenido ganas de abrazar a Alina tomando una caña al salir del museo, cuando las dos nos hemos puesto a hablar de esas cosas que una guarda en los rincones hasta que el arte viene, te sacude, te pone del revés y coloca lo que estaba en los rincones en el centro, dispuesto a salir propulsado a encontrarse con los otros. Lo trascendente. Lo trascendente de verdad. No de pose. No de canon. Me da igual el puto canon porque paso por el claustro del Museo de América y el 90% de las cosas que me saltan, que me tocan, que me estremecen, las han creado mujeres. Y  me gritan desde las paredes sin saber que las han creado mujeres. Será casualidad. En una selección que tiene muchas mujeres pero que apuesto a que no llega ni al famoso 40% que se considera paridad. O igual sí. No lo sé. Realmente había muchas mujeres. Pintando ojos, bocas, manos, peces, paisajes, manchas negras, manchas de colores, seres alados, lunas. Encima de portadas de ejemplares del periódico Milenio.

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Aplicando acrílico y carboncillo y pastel y óleo y materiales que ni conozco ni sé identificar ni maldita la falta que me hace. Porque sigue habiendo un idioma común que me apela, me llama, me grita, me toca por dentro y por fuera, me estremece literalmente, cuando camino lenta con un tío detrás cotilleando mi móvil y olisqueándome que no se da cuenta de que se libra de mi cólera solo porque en ese momento me parece más importante pensar en la improvisación. En el arte digamos automático, en esa necesidad que tenemos todos, diría que todos los seres humanos, de expresar lo visceral. En esa oportunidad que Avelina te da cuando llega a tu casa, te pone delante un periódico viejo y te dice: toma, improvisa, aproxímate. Improvisar, lo automático, lo de la tripa, son cosas importantes, digamos instintos, que los artistas no deberían perder. Porque es ahí, yo creo que es ahí, donde todo lo que saben, todo lo racional, se vuelca de pronto en algo que siempre es importante. Como punto de partida, como juego, como desahogo. Improvisar, jugar, desde lo intrascendente. Sin querer crear la gran novela americana, el disco del milenio, el cuadro más caro jamás subastado. Jugar. Simplemente. Correr riesgos. Equivocarte y que no importe. Comunicarte, en definitiva. Enfrentarte a los fantasmas. Una cosa fantástica de la propuesta de Lésper es que les hizo intervenir improvisadamente páginas de periódicos. Les dio una hoja en blanco que no parecía una hoja en blanco. Nos enseñó a todos cómo vencer el bloqueo. Ponte delante de lo que sea y juega. Prueba. Dame lo que sea que salga. Dentro de unos años me llevaré ese periódico intervenido a Madrid y una chica que no se ha peinado se pondrá enfrente de tu obra y se sentirá apelada. Y ese presente suyo será tan arte y tan presente como el día en que me colé en tu estudio para grabarte mientras pintabas una luna acrílica sobre un periódico viejo. Y será bonito. Será también importante por razones que no entendemos ninguno de todos los implicados. Quizá este periódico sobre el que ahora creas algo, haga que ella enloquezca y teclee cosas febriles, inconexas. Recordando cómo ha disfrutado arrastrando los piés por el suelo encerado de un museo luminoso lleno de marcos pequeños con periódicos convertidos en arte de forma improvisada. Lo ligero a veces pesa mucho.

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Tags: #random #OT #Música

1. Que no son los guardianes de ninguna esencia. Por más que durante generaciones les hayan explicado que ellos tienen la verdad revelada y absoluta sobre qué es cultura, qué es música de la güena güena, qué es bonito, qué es feo, qué gusta, qué no gusta, qué está pasado de moda y qué funciona, resulta que NO ES VERDAD. Tendrían que asumir que su gusto vale lo mismo (repito LO MISMO) que el de cualquier “mojabragas”, “niñata” “inculta”. Su gusto es tan subjetivo y tan sesgado como el de cualquiera. A veces será más informado, otras no. Pero eso no lo sabemos a priori. Y conozco a muchas niñatas mojabragas que han oído más y mejor música que muchos señores gafapastas de los que nos dan la brasaza con sus “obras maestras imprescindibles” de coleccionable de quiosquito. Han sido las presuntas niñatas las que votaron para meter entre las favoritas de cada semana a Amaia, las que le dieron el sobrenombre de “Amaia de España”, las que hicieron cola para sus firmas y las únicas que sabían desde la primera vez que la escucharon que cuando esa mujer hace música es un escándalo. Las menos sorprendidas con la potentísima versión de “Shake it out”, una de esas canciones que serían himnos gafapastas si no fuese porque son obra de una mujer que superó sus miedos y se hizo libre e incontrolable.

2. Que las mujeres pueden ser buenas amigas y leales entre sí. Que de hecho lo son. Que comparten ropa, confidencias, risas, banalidades, preocupaciones, que se cuidan, se dan cariño, que no son zorras competitivas pero tampoco hipócritas cobardes. Ahí tenemos a Aitana y Amaia y Ana y Miriam siendo sinceras las unas con las otras, exponiendo sus miedos e inseguridades ante otras sabiendo de sobra que las otras no van a traicionarlas. Que van a cuidarlas. Ahí tenemos a esas mujeres siendo amigas. A ninguna de nosotras nos sorprende eso porque llevamos toda la vida viviendo eso. A pesar del mito todas sabemos que cuando vienen mal dadas ahí están nuestras amigas. 

3. Que un hombre y una mujer heterosexual pueden tener otras parejas y quererse mucho entre sí y mirarse con brillo en los ojos y que eso no implica una crisis. Que cada pareja tiene sus códigos y sus pactos propios aunque el resto no los entendamos ni tengamos por qué entenderlos. Que igual ese cariño tan fuerte termina en una relación de pareja monógama estándar o igual termina en cualquier otra cosa y que ninguno de nosotros somos quién para meternos en los pactos y las negociaciones de otras personas ajenas a nosotras por más que nos incomoden porque nos retan. Porque nos hacen dudar de lo que nos habían enseñado como inamovible.De un modelo que a todos se nos ha quedado alguna vez pequeño, grande, insuficiente, excesivo, agobiante o lo que sea.  

4. Que no nos gustan las mujeres seguras de sí mismas y las queremos indefensas, frágiles, llorosas, calladitas, hechas una bola protegidas por hombres o solas pagando el peaje de negarse a ser indefensas, frágiles, llorosas, calladitas y etc.  Y que eso es machismo y misoginia. Ahí tenemos a Ana que empezó siendo la mujer ideal: preciosa y divina pero sin saberlo y de pronto se convirtió en la Altanera, Preciosa y Orgullosa.La consciente. La broma nos hizo gracia diez minutos. Luego hubo que ponerla en su sitio. Qué se ha creído. Esa chulería inaceptable de cuando una mujer se gusta, se quiere y es consciente de las cosas que hace bien.

Ahí tenemos a Miriam, que se comporta como cualquier hombre estándar de su edad. Sentencia como si lo supiese todo. Interrumpe, habla alto, ocupa espacio físico, da golpes en la mesa, se sienta espatarrada y etc. Mal todo (si eres mujer, si eres hombre es así como se es). Es una harpía poco femenina. Pero un día le vemos la grieta: una inseguridad brutal respecto a su cuerpo. A pesar de ser una mujer normativa y preciosa ella no se percibe así. Y aprovechamos la grieta para destruirla.Otra vez el aspecto físico como mecanismo de control, como forma de someternos.  Mi forma de entender el mundo implica que desaparezcan las actitudes de hombre estandar, no que las empecemos a utilizar nosotras por norma, pero eso solo ocurrirá si nos paramos a pensar por qué premiamos eso en los hombres y lo castigamos en las mujeres y a qué clase de actitudes conducen esos comportamientos cuando uno está inseguro, estresado, nervioso y etc. Porque un modelo basado en hablar más alto, más brusco y ocupando más espacio que el de al lado conduce a la violencia inevitablemente. A defenderte y esconder tus miedos subiendo la intensidad. 

5. Que la homosexualidad y la bisexualidad no están aceptadas socialmente por más que digamos que ahora, para molar y salir en la tele, hay que ser gay. Solo dos concursantes han reconocido abiertamente tener orientaciones no heteronormativas. Marina dijo no ser heterosexual y tener una pareja trans. Su beso con su novio en prime time fue un acontencimiento digno de portadas de medios e hizo cortocircuitar a un montón de gente. La misma gente que vio el beso de otras parejas de concursantes como quien oye llover. Yo misma tuve que explicarle a un amigo que Marina no es heterosexual aunque tenga novio, porque le gustan habitualmente las mujeres y ahora también le gusta su novio que es un hombre trans (gente LGTB si hay algo incorrecto en mi explicación decidme y aprendo). Además Agoney ha sido tan abiertamente gay como Roi ha sido abiertamente heterosexual. Por poner un ejemplo. Sin embargo hay al menos otros 3 de los 16 concursantes teniendo actitudes muy poco naturales respecto a su sexualidad que hacen pensar a todos los espectadores que no son heterosexuales. ¿Y por qué no lo dicen si está todo tan normalizado? Bueno, igual que sus dos profesores de interpretación, que son pareja y hablan abiertamente de su relación y de la importancia del activismo LGTB hayan sido agredidos durante el desarrollo del concurso no ayuda. Se me ocurre.

6. Que no pasa nada por pedir perdón ni por llorar en público. Amaia se ha pasado buena parte del concurso diciendo “huy perdón, perdón” cada vez que desafina, se desconcentra, tiene un ataque de risa en clase de yoga o llega tarde al pase de micros porque estaba peinándose. La directora de la academia (HAMO a Noemí, por cierto), ha pedido perdón todas las veces que ha sentido que se equivocaba, la última ha pedido perdón llorando en público y en directo. La directora de la academia. Algunos profesores han reconocido de forma muy abierta que quizá se han equivocado en la elección de los temas, el enfoque en la interpretación, las armonías o cualquier cosa. Y tanto el resto de la gente del programa como el público no solo no les queremos menos sino que los queremos hasta más. Conectamos con ellos, entendemos sus errores y valoramos su capacidad para resolverlos o asumirlos con humildad. Respecto a llorar en público, benditos sean los Javis, que parecen haber entrado en ese programa solo y exclusivamente para sembrar la semilla imprescindible de lo vital de entender y expresar tus emociones, y de cómo eso no te debilita sino que te ayuda a ser más feliz para empezar. 

7. Que hay mujeres músicas. No solo Guille Milkyway (también lo HAMO, por cierto) aprovecha cada una de sus clases para poner ejemplos de mujeres músicas que hicieron cosas relevantes para la historia o confiesa que un disco de una tía le parece de los mejores de la historia o que algunas presuntas novedades de señores ya las había aportado a la historia de la música una señora antes. 

No solo han buscado un equilibrio en las estrellas invitadas a la academia (no tanto a las galas, ejem) de forma que mujeres músicas les expliquen a los concursantes sus impresiones, experiencias y etc en la industria. No solo eso. Además el 24h nos ofrece de vez en cuando los maravillosos momentos en que Aitana o Amaia cogen la guitarra o se sientan al piano y cantan música compuesta por otras mujeres o crean su propia música. Exactamente igual que algunos de sus compañeros.

8. Que las mujeres de verdad tienen o no tienen curvas pero todas tienen vello en alguna parte de su cuerpo. Y algunas deciden que no necesitan depilarse aunque salgan en la tele en prime time y con falda corta. Y lo dicen con orgullo. Porque aunque acaben de cumplir 19 años sabe de sobra que lo personal es político. 

Paro de momento. Pero queda un mes y seguro que entre todas se nos ocurren muchas más cosas que añadir a esta lista que tristemente Javier Marías nunca leerá. Con la ilusión que me haría a mi. Está ocupado, como tantos, mirándose el ombligo

El verano de 2016 invertí una mañana en Aix en Provence visitando una exposición que hacía un recorrido por la obra de Turner y su relación con el color. En esa exposición descubrí hasta qué punto la pintura de Turner era pura innovación y no habría sido posible sin ciertos avances químicos con los pigmentos pero sobre todo sin su capacidad de entender cómo esos avances servían a su intención pictórica. La exposición era una maravilla, una de esas que tan raramente veo en España, en las que hay un relato y un camino y la sugerencia de cosas que descubrir. Que apelan a la curiosidad y a la complicidad del visitante. Que le dan hilos de los que tirar. Uno de aquellos hilos me llevó, en un salto mágico, a otro de mis pintores fetiche. Miró. A sus Constelaciones, más concretamente. Son unas pinturas pequeñas (como esos otros dos cuadros innovadores que Velázquez pintó para sí mismo en unos tiempos en los que los pintores pintaban para otros).

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Tags: #feminismo

Los del NOTALLMEN. Los de “a mi nunca se me ocurriría forzar a una mujer a tener sexo cuando me dice que no” los de “yo nunca le he puesto la mano encima a ninguna” los de “por quién me tomas estoy en contra de la trata de niñas” los de “jamás dispararía a bocajarro a mi novia si me deja y se lía con otra tía”. Los de “nunca en mi vida he drogado a una mujer para violarla”. Los de “yo no voy por ahí acosando a tías por la calle”.

Es decir, todos esos tíos que os sentís interpelados y aludidos cada vez que una mujer se queja de algo machista o cuenta su experiencia como víctima de cualquier agresión hacednos el inmenso favor de coger toda esa frustración vuestra de “nice guys” poco valorados por culpa del resto de los machos e id donde esos machos a decirles “tú, no violes que luego a mi no me ponen la medalla”. “Tú, deja de insinuar que es bonito pagar por sexo con menores que luego pago yo tus platos rotos” “Tú, no hables así a tu novia, no le rompas las costillas que luego la mía desconfía porque somos amiguitos y vamos juntos al fútbol”.

Corred. Id donde ellos y contadles a ellos todos estos rollos que nos contáis a nosotras de lo majos que sois y lo poco que os valoramos por culpa de otros hombres que no sois vosotros.Haced algo útil o de lo contrario tendré que seguir pensando que en realidad los estáis defendiendo y haciéndoles el caldo gordo cambiando la conversación a lo majos que sois vosotros como si vosotros fueseis siempre el centro del puto universo.

NOTA: Post express escrito con la misma intención que el del mansplaining en 5 cómodos pasos. Porque estoy hasta los ovarios de explicar siempre lo mismo una y otra vez. A partir de ahora enlace y puerta. Y como siempre, acepto colaboraciones (y no, querido nice guy que me lees, no me refiero con colaboración a ti diciéndome que tú jamás loquesea)

Tags: #mujeresborradas #feminismo

Solo conocemos a Maria Salomea Skłodowska por el apellido de su marido. Era polaca. Su madre, a mediados del XIX, dirigía un colegio para chicas y murió cuando ella tenía 9 años. No creo que se pudiese imaginar que Maria Salomea iba a ser la primera persona en conseguir dos premios Nobel en dos categorías distintas.

Porque sí, Sklodowska es el apellido de soltera de Curie. El apellido que tenía cuando llegó a la universidad de París y dice que tuvo que esforzarse mucho para ponerse al nivel de sus compañeros pero luego resulta que era la mejor en todo y que se licenció casi a la vez en Física y en Matemáticas. Hay que leer la breve versión de su vida que ella dio como anexo a la extensa biografía que escribió sobre su marido, para comprender la influencia que tuvo en Curie el hecho de pasar los veranos en el campo, siendo libre y pudiendo experimentar. Meterse en los charcos, mirar desde cerca. Leyendo a Marie es imposible no percibir aquella curiosidad suya tan inevitable, tan innata, pero tan ayudada por un entorno estimulante. Esa capacidad infantil, que mantuvo hasta el final de su vida, de sorprenderse con cosas (es delicioso leerla impresionada por las cataratas del Niágara a los 54 años), de seguir mirando lo ya visto como si fuese la primera vez.

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Tags: #feminismo

  1. Que no se crean con derecho a decidir qué es feminista y qué no lo es. No cuesta nada decir “a mi esto no me ha parecido feminista por este motivo y como me genera dudas voy a escuchar a mujeres feminista a ver si su visión me ayuda a comprender esa lucha justa y SUYA que pretendo apoyar”

  2. Que no se crean el centro de todo, todo el rato. Mis dudas, mi experiencia, yo no violo, ponedme a mi una medalla que mirad qué majo soy. Como locadelcoño prefiero poner yo las medallas feminazis a quien quiera, cuando quiera, por lo que quiera.  

  3. Que partan de la base de que son machistas. Todos lo somos. El patriarcado en vena durante generaciones y generaciones deja secuelas irreversibles. Como feminista una de las cosas que más me ocupo por tener presente es que en una reacción visceral tenderé al machismo. Por más que lleve años intentando cambiar eso. Hay muchas cosas que he racionalizado a base de mucho esfuerzo hasta llegar a casi automatizar. Pero hay muchas más que tengo que pensar con mucho cuidado cada vez. Si eso nos pasa a las mujeres feministas, que somos conscientes de que sufrimos lo peor del machismo y no tenemos ninguna de sus ventajillas imaginaos a los que sacan algo del asunto

  4. Que entiendan que el esfuerzo que les cuesta decirle a una mujer “tienes razón, me he equivocado, no volverá a pasar más” no es casual. Nos reímos del rey emérito pero al menos fue capaz de pronunciar las palabritas de marras.

  5. Que hagan el esfuerzo ahora que entienden de donde viene. Es decir, que intenten decirles a las mujeres con las que conviven “tienes razón, esto que he dicho o hecho es machista y no me había dado cuenta”.

  6. Que escuchen a las mujeres. Que no las interrumpan. Que no las desacrediten de base. Una cosa que les pasa a todos los hombres que se inician en el feminismo es que consideran ofensivo que las mujeres los manden callar y escuchar. Las feministas mandamos callar y escuchar a los hombres que dicen ser feministas precisamente para demostrar hasta qué punto ni han empezado a entender nada. La idea de dar un paso atrás, de ser retaguardia, de no marcar el paso, de no decidir, de no tener la última palabra frente a una mujer, molesta a todos los hombres del mundo a no ser que hayan hecho un esfuerzo consciente para racionalizar el origen de esa molestia y resolverlo.

  7. Que lean libros y comics escritos por mujeres, vean pelis dirigidas por mujeres. Que hagan algo pequeño, consciente y apostaría que placentero por descubrir que las mujeres tiene (tenemos) voces propias, diversas, variadas y ricas. Que tienen cosas que decir. Cosas distintas que decir.

  8. Que no digan “qué más quieres que haga” cada vez que hagan una mínima cosa. Que no recurran a compararse con otros hombres más gañanes, con otras culturas que desde lejos nos parecen más crueles con las mujeres. Que no se excusen en que otros son peores.

  9. Que entiendan que mujer es cualquiera que diga serlo y hombre igual. Independientemente de su aspecto físico, su forma de comportarse, o de vivir, lo que diga su DNI o su partida de nacimiento. Y que se planteen por qué cuesta tanto aceptar que otros se autodefinan en algo que no afecta a los demás para aboslutamente nada.

  10. Que no utilicen el feminismo para ligar, vender lo que sea que hagan, quedar bien y etc si no son capaces de mojarse en su día a día. De decirle a su colega “no hables así de tu novia”, “ese chiste es machista”, “eres un maltratador” o cualquier otra de todas las cosas que la mayor parte de los hombres se callan la mayor parte de las veces porque buff qué pereza. Manteniendo así indirectamente un sistema injusto y moralmente despreciable

BOLA EXTRA: Que entiendan que esa agresividad que sienten cuando oyen  patriarcado, privilegio y etc es machismo incrustado. Nadie te insulta ni te hace de menos cuando dice que como hombre tienes privilegios. Los tienes. Tan interiorizados que has pasado a confundirlos con derechos.

Ejemplo sangrante: ese muchacho que le decía a Jessica el otro día que a los hombres los encarcelan por violar pero a las mujeres no las encarcelan por negarles sexo a sus maridos. Lo decía en serio. Creía razonable que el matrimonio dé a un hombre el derecho a disponer a su antojo del cuerpo de otra persona. Estupefacto ante la falta de comprensión y entendimiento, la cortez de miras de todas esas mujeres que se llevaban las manos a la cabeza intentando explicarle que eso es machista y que revertir eso no es “preponderancia de la mujer” es que nosotras tengamos la misma autonomía para decir qué hacer con nuestro cuerpo y cuándo que cualquier hombre.

… qué es agresión qué acoso y qué cosas que nos agreden son en realidad cumplidos. Hombres que nos enseñan a comportarnos y nos explican por qué deberíamos dejar las quejas absurdas de locas del coño o de pequeñoburguesas quejicas. Flaco favor le hacemos al feminismo. Tendríamos que aprender de ellos.

Hombres diciéndonos qué es histeria y qué deseo. Hombres diciéndome a mi cómo es mi SPM y por qué en realidad no es antes sino durante la regla. Porque del antes no se enteran. Nunca. Del durante, a veces, tampoco. Hombres diciéndonos qué debemos sentir al parir o al corrernos. Ahora a quedarte igual (o peor) se le llama “Orgasmo emocional femenino”. Que lo ha dicho el ABC. Solo con verle disfrutar a él tú ya eres feliz, lo sabe eIlos aunque no entiendan por qué de ese sexo que termina siempre con tu orgasmo emocional NO tienes ganas NUNCA. Bueno, si lo entienden, porque eres una loca del coño depresiva y reprimida incapaz de abrazar el placer que te procuran con su disfrute egoísta. Aprende de las geishas y las prostitutas que se lo pasan siempre tan bien con ellos y solo con ellos y siempre lo están deseando. Que no les cobrarían porque son viciosas adictas al orgasmo emocional.

Esos mismos hombres sostienen que las mujeres cuando decimos sí, no, o no lo sé lo que queremos decir en realidad es “lo que tú digas cariño que para eso eres el hombre”

Luego está los otros. Los que nos gustan.

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Van Gogh pintó varias noches estrelladas. Tres que yo sepa. Solo he tenido delante una. Y es una de las pinturas que más me ha impresionado en directo. Una de esas que has visto tantas veces en reproducciones variadas que parece no poder sorprenderte y en cambio se las arreglan para dejarte boquiabierta.

Hay algo con los buenos cuadros que ni las técnicas de reproducción más precisas pueden captar.

Eso pasa con algunos de Miró y sus colores luminosos que pierden tanto en foto.

Eso pasa con todos los de Turner: estar delante de su forma de pintar la luz es deslumbrante.

Eso pasa también con varios Velázquez (por ejemplo la venus del espejo), muchos Goya (la camisa blanca cegadora de los fusilamientos del 3 de mayo o las miradas humanas de los caballos frente a los ojos febriles, enloquecidos e irracionales de los Mamelucos son cosas que se pierden en las reproducciones y que a uno le golpean cuando dobla una esquina de El Prado y se las encuentra delante de las narices. Le golpean incluso en la sobreexposición sensorial que supone visitar un museo enorme lleno de obras de arte universales).

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